24 de abril de 2007
No lo dices, pero se presiente
en el adiós sin palabras sin prisa.
Tiene algo de triste tu sonrisa
como si tu alma estuviera ausente.
Bailotea el agua de la fuente
la lluvia despeinada por la brisa.
Nubla tus ojos esa ceniza
que cae en la tarde hacia el poniente.
Tu lo callas, pero en tus ojos mora
una lágrima del alma que nos llora
susurrando el silencio del adiós.
Y al dejarme así, sin decir nada
en el umbral azul de tu mirada
se refleja la pena de los dos.
Obs: Imagem enviada pelo autor
Este texto expressa exclusivamente a opinião do autor e foi publicado da forma como foi recebido, sem alterações pela equipe do Entrelaços.
busca
autores
biblioteca